- ¿Posta?
- Sí, posta, dale.
- Pero, ¿vos me estás cargando?
- ¡No!, dale, ayudame, pasame las páginas.
- ¿Por qué no podés vos?
- Porque tengo las manos muy secas.
- ¡Chupate un dedo entonces!
- ...
- ¡No, no... soltá, ese no! Uno tuyo, tarado.
- Ah, bueno, vos no aclaraste.
- Bué bué, dale, seguí estudiando.
- Ok...
- ¿Estás leyendo?
- No, no puedo.
- ¿Por qué?
- Porque me estás hablando.
- Bueno, yo me voy entonces.
- Noooo, por favor, quedate!, era una broma.
- Mhh...
- Dale, please.
- Bueno... pero estudiás.
- Te lo prometo. De paso armate un mate.
- Ah, buenísimo, dejame a mi que yo lo preparo. ¿Tenés todo por acá, a mano?
- Sí... bah, no sé... me parece que ayer se acabó la yerba...